domingo, 11 de diciembre de 2011

Tú, hacker de mierda


Rata inmunda  que te escondes en las alcantarillas de Internet, gusano despreciable que comes de  la manzana podrida de la informática, programador ruin que te dedicas a infectar los ordenadores ajenos para robar contraseñas de bancos o simplemente para joder el trabajo de los demás. Tú, con  tu ciber-mundo de caballos de Troya de poca monta, tú eres el virus.

martes, 6 de diciembre de 2011

Internet, esta forma de incomunicación


Paradójicamente, Internet, el más potente de los medios de comunicación, está fomentando la incomunicación entre personas. Las redes sociales, el correo electrónico o la World Wide Web  no son más que meros escaparates o vehículos visuales donde la palabra escrita cada vez tiene menos valor. Hoy, nadie quiere leer ni escribir. La  ley del mínimo esfuerzo mental se impone y la única forma de comunicación válida son las fotografías y los videos. Como mucho un par de clic (uno para abrir el enlace de youtube y otro para darle al play) es lo que la gran mayoría está dispuesta   a responder ante cualquier tipo de notificación. Internet cada día es más parecido a la televisión,  contenidos basura que circulan llenando de nada el tiempo de las personas y poco más. A la gente le gusta esta forma de incomunicación, que le vamos a hacer.

Desarrollo intelectual


Resulta que ahora la gente se impresiona con cosas como el control por voz de ciertos aparatos electrónicos. Menuda tontería, molestarse en hablarle a una Xbox 360, cuando además tienes que dictarle muy bien pues, de lo contrario  la máquina no te entiende. Estamos tontos, pero de  verdad. Es mucho más fácil pulsar  un botón   en el mando a distancia, más rápido y más silencioso. ¿Qué pasa si quieres jugar a las dos de la mañana? ¿ te levantas y le hablas al oído a la consola para que no te oigan los vecinos? Otra cosa que me deja perplejo es verlos  jugar al tenis sin raqueta o boxear sin guantes  delante de la cámara de un aparato de videojuegos. Yo no entiendo qué tiene  de divertido verse convertidos en muñecos virtuales en la pantalla de la tele. Definitivamente, la tecnología está afectando negativamente  al desarrollo intelectual de las personas.

viernes, 2 de diciembre de 2011

El presente no existe


Cada segundo* que pasa se transforma en tiempo pasado de forma inmediata. Así, el segundo siguiente que en ese momento estaba en el futuro, se convertirá en pasado en lo que dura la parte de tiempo más pequeña que pueda existir. Como esa  porción de tiempo es infinitesimal, en realidad el tiempo futuro no tarda nada en convertirse en tiempo pasado, o sea, no puede haber nunca un tiempo actual. Si entendemos el presente como el tiempo actual, podemos concluir que el presente no existe. Más fácil aún de demostrar: el tiempo nunca se detiene, por tanto   no puede existir el tiempo presente, solo existen el pasado y el futuro. Tal vez Steven Spielberg  se enfrentó en su día   a estás cavilaciones como hoy hago yo, y por ello, y no por casualidad, a sus películas las tituló "Regreso al futuro". *hablando en términos inteligibles ya que  lo correcto sería referirnos a la porción de tiempo más pequeña que pueda existir.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Fumador Empedernido de Pacotilla


Ya hace dos años que no fumo, casi se me había olvidado que hoy es 29 de Noviembre y creo que eso es bueno. Aunque siempre recordaré esta fecha de manera muy especial, no vivo obsesionado contando los años, ni los meses ni los días que han pasado desde que apagué el último cigarro. Pienso que quien lo haga se estará equivocando, dejar el tabaco no es una cuenta atrás, ni adelante, ni nada de eso. Dejar de fumar es simplemente eso, dejar de fumar. Tampoco sé si escribiendo este post quiero aconsejar a los fumadores a que se animen a dejarlo pues, ya lo he intentado con un par de amigos y ha sido en vano. Escribo porque hoy para mi es un día bonito, es como mi cumpleaños o algo así. Y mira que yo soy de esos a los que le gusta echar cuentas; que si tantos miles de cigarros que he dejado de consumir, que si mis probabilidades de contraer una enfermedad coronaria han disminuido a la tercera parte, que si mi capacidad pulmonar ha aumentado un veinte por ciento etc., pero, eso ya lo hice el año pasado.  A los fumadores les trae sin cuidado todo esto, con el tabaco ocurre como con los accidentes de tráfico, nadie se da por aludido, nadie quita el pie del acelerador excepto cuando hay peligro de multa. Cuando a uno le tocan en el bolsillo, entonces si que hay  una reacción. Da igual hablar de EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) o de cáncer de pulmón, el fumador vive dando la espalda  a todo esto, tal vez porque tiene la certeza errónea de que eso nunca le pasará a el o tal vez porque su adicción le ciega hasta el punto de no poder afrontarlo. Yo creo que si cuento sobre la tele de cuarenta y seis pulgadas que me compré con el dinero que me ahorré el primer año o el viaje de doce días a París que me pegué en verano con la mitad del dinero que me ahorré el segundo, los fumadores me harán más caso. Es inevitable querer alentar a los fumadores, en realidad, aunque ellos lo nieguen, todos sufren con su adicción. Yo sufría, y creo que yo no iba a ser una excepción. A mi no vale eso de  a mi me gusta fumar. Eso es una mentira como un templo. A mi me gusta mucho el chocolate pero no estoy comiendo chocolate cada media hora todos los días de la semana  todos los días de mi vida. Quien fuma, fuma porque es adicto y punto. Lo dije hace un año y lo digo de nuevo, dejar de fumar no es difícil, ni siquiera es un poco difícil. Lo que pasa es que no nos gusta pensar. Y claro, para dejar el tabaco hay que pensar un poco. Estoy seguro de que todos los que han intentado dejar el tabaco han hecho, a lo largo de su vida cosas mucho más difíciles que dejar de fumar. Pensad y veréis que llevo razón. ¿Es que no es difícil crear una empresa o mantener una familia? No se, por decir algo, pero, eso si que es difícil. Dejar de fumar es una tontería. Y seguramente por ello ya no siento ni euforia ni excesiva alegría. Estoy feliz porque sé que hice lo correcto, pero nada más. El único consejo que puedo dar a los que quieran dejar de fumar es que estén contentos. Es imposible dejar el tabaco si los sentimos como una imposición o una amargura. Si decides dejarlo, piensa en ello como algo grandioso, piensa comos si fueras a tener un hijo, o algo así. Si decides estar muy contento, no habrá ninguna lucha entre tu y el cigarro, será como pasar una gripe, la pasarás y punto. Olvidad aquello de la fuerza de voluntad, eso es una chorrada. No hay que tener ni fuerza ni voluntad, solo hay que tener ganas. Dejar el tabaco comprende dos partes que, yo creo, casi nadie que emprende la tarea de dejarlo  conoce bien. La parte física y la parte mental. La primera parte no tiene ningún misterio: un par de semanas después  de dejar el tabaco nuestro organismo se acostumbrará a la falta de nicotina. Solo se siente un malestar durante unos días pero nada más, es lo que llaman el mono. Pero no tiene ná de ná…te pegas una ducha y se te pasa, si estás contento claro…porque si estás amargado, entonces tu pensamiento podrá contigo. Ahí está la parte mental. Hay que tener muy claro lo que va a ocurrir dentro de tu cabeza, hay que prepararse, entrenarse, pensar. De nada sirve dejar el tabaco si dentro de la pensadora no haces lo que yo llamo la desconexión. Mientras no entiendas lo que le sucede a tu mente no podrás dejar el tabaco nunca. Es igual que estés 6 meses o 1 año sin probarlo, si no hay desconexión, volverás a fumar. ¿Qué como se hace? Bueno, cada uno debe ser conocedor de su propia capacidad para  cavilar,  y lo mismo que nos calentamos la cabeza para muchas cosas que solo nos interesan a nosotros, debemos estudiarnos  y vernos como elementos individuales y no como parte de un colectivo de millones y millones de personas que tienen un problema común porque, de este modo tendremos la excusa perfecta para fracasar. Por esto, creo que lo mejor es olvidarse de reglas, tópicos, parches, agujas chinas o tratados. Lo mejor, una vez comprendidos los entresijos de nuestro psiquis es, ponerse delante  de un espejo, sacar pecho y decir: yo, Fumador Empedernido de Pacotilla voy a dejar de meterme en la boca esta porquería y me voy a convertir en  una persona nueva, mas sana, con más dinero y ejemplo para quienes me rodean.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

INRI

Año 1977, Jaén. Ese niño que ejerce de profeta en la hornacina de la pared, soy yo. Tenía 12 años y los chicos que imploran bajo mis pies, son mis compañeros del colegio.


En esta otra foto, quizás tomada el mismo día,  mis amigos me crucificaban con los palos de una portería de balonmano durante el recreo.



Nunca he sabido de la  existencia de la primera foto y cualquier recuerdo de  lo ocurrido ese día de la hornacina en la pared estaba totalmente borrado de mi memoria. De la ceremonia de crucifixión si que guardaba un vago recuerdo pero, tan vago, que siempre he dudado de su realidad.  Ha sido gracias a uno de esos compañeros del colegio que ha tenido la buena idea de subir las fotos a Facebook, que he podido recuperar estos momentos  perdidos desde la adolescencia. Pero vamos al grano. Las siguientes dos fotografías están tomadas 30 años después. Resulta desconcertante la increíble similitud en el contenido de estas imágenes con las dos anteriores. La improvisada elección del hueco en la pared, de dimensiones y altura desde el suelo similares a la hornacina de la foto de 1977 en la primera toma, y la firme decisión de quererme inmortalizar con los  los brazos en cruz en la segunda, tal cual sucediera en el patio del colegio cuando era un niño, me hace pensar que ambas atípicas y extravagantes actitudes  no han sido fruto de la casualidad. 



Reflexiono sobre la hipótesis de que  sendos posados fueron imaginados en mi mente de manera inconsciente debido a la  posible asociación interna entre mi memoria profunda y mi estado de conciencia natural. Creo que, sin saberlo, todos guardamos en nuestro cerebro información muy lejana en el tiempo, información que, seguramente, en su momento fue retenida en nuestra memoria porque era importante para nosotros. (A un niño no lo crucifican todos los días). Luego, sin embargo, diversos factores puramente biológicos intervienen en la reordenación de esa información hacia capas muy profundas de nuestro pensamiento. No me cabe otra explicación. ¿Por qué iba a yo a querer meterme en una hornacina o hacerme el crucificado, y para más INRI, hacer ambas cosas en el mismo día?

jueves, 2 de junio de 2011

Mitad y mitad

Me compré una tele súper moderna de cuarenta pulgadas. A los pocos días, cuando me fui a la cama, me asaltaron las dudas. Al día siguiente la descambié por otra mucho mayor. Cuarenta y seis pulgadas de satisfacción y asunto arreglado. Luego encargué un mueble para poder colocar la tele. El mueble era súper-híper moderno también y así, mientras lo fabricaban, decidí pintar el salón para matar dos pájaros de un tiro. Elegí una pintura súper-híper-mega moderna de lo más chic que por su nombre (Kalajari), me aseguraría el éxito. Calculé, obré y pinté una de las paredes de la futura sala de estar. Acabé, miré, me senté y pensé:-Que bien está, que buena idea ha sido pintar una de las paredes de este color teja. Me fui a la cama y justo antes de dormir me asaltaron las dudas. Al día siguiente sentía como dentro de mi cabeza se libraba una guerra terrible entre mi yo verdadero y mi verdadero yo y, tras abandonar súbitamente la idea de desayunarme una tercera magdalena de la Bella Easo, me puse manos a la obra y me fui a comprar otra lata de pintura, esta vez de color champagne y de nombre Arena. Repinté la susodicha pared y me dije: - ¡A tomar por culo el Kalajari! ¡Bienvenida pared de color champagne! Entonces llegó el mueble. Vinieron dos hombres, uno gordo y el otro no. El gordo me cayó gordo desde el principio pues su forma de trabajar no era de mi agrado. Mientras iban montando el mueble algo dentro de mi (algún ángel de la guarda supongo) me decía…¡vaya mierda de mueble! y, resignado sufrí la maniobra de estos dos señores. Cuando se marcharon me quedé mirando el mueble (el mismo que en la tienda parecía tan bonito) y entonces me derrumbé. –Joder, me dije, no doy una, además, ahora no se ve la pared champagne con efecto arena. Me fui a la cama y, como no, me asaltaron las dudas. Esa noche dormí fatal. Al día siguiente, mi otro yo quería empezar otra batalla pero no le di opción. Pensé, -¿estar toda la vida mirando un mueble que no me gusta?. No. Mientras yo tenga dos manos esto no va a pasar. El mueble no se puede descambiar pero yo…puedo rediseñarlo y reconstruirlo. Así, no habiendo transcurrido ni siquiera venticuatro horas desde que los dos tipos instalaran aquel tetris de melamina y cristal, me puse a desmotarlo por completo. Un mes después y tras muchas horas de carpintería, “otro” mueble de corte minimalista habita en el salón. Ahora me siento bien cuando lo miro y además, lo he hecho yo…Llegó el momento de comprar la alfombra. Las medidas estaban pensadas y requetepensadas. Compro la alfombra (por supuesto, una alfombra de última generación), la coloco…-umm, queda bien. O…no…,no se, parece que es muy grande. Me voy a la cama y una vez más, me asaltan las dudas. Al día siguiente desayuno tranquilo. Esta vez si que me como la tercera magdalena porque debajo de la manga guardo el as de la templanza. –Bien Luis, ahora, cuando acabes de desayunar vas a buscar un cúter y vas a cortar la alfombra a la medida adecuada. Después hablarás con el zapatero del barrio para que te oriente acerca de la forma idónea de rematar el corte con una aguja especial y un hilo fuerte y para la tarde, la alfombra estará reparada. Y así lo hice. Y luego llegó el momento de buscar una solución para la ventana acorde al nuevo salón. Días y días pensando y diseñando para al final decidir instalar unos paneles japoneses. El sistema de mecanismos de los paneles japoneses de Ikea conformado en base a una manufactura bastante precisa me hizo decantarme por esta solución. Armado hasta los dientes con muy buenas intenciones ataco de nuevo…-esta vez no puedo equivocarme, me dije. Monté los paneles  y…una de las veces que bajé de la escalera, cuando todo parecía ir bien en mi cabeza, un extraño escalofrío me recorrió de arriba abajo. – joder, no puede ser, hace un momento me parecía perfecto y ahora ya no…¿Qué coño me pasa?. Me fui a la cama muy decepcionado y, por supuesto, me asaltaron las dudas. Al día siguiente, fue visto y no visto. Desmonté los paneles y los devolví. Pondré estores…y algún día terminaré el salón.Todo esto me lleva a una reflexión: todo lo que tengo de listo lo tengo de tonto. Pero muy lejos de ser esto un problema quizás sea lo mejor. Los que son tontos del todo nunca dejan de ser tontos. Los que son demasiado inteligentes acaban por volverse locos o tontos también. Yo, al tener mitad y mitad, digamos que estoy compensado. Quizás es necesario ser un poco tonto y tal vez esto explique por qué muchas personas inteligentes se hacen los tontos alguna vez para coseguir aquello que no pueden conseguir siendo listos.


sábado, 12 de marzo de 2011

Fútbol


Como en todos  sitios cuecen habas, aquí también hay crisis de ideas. Por eso prefiero no escribir nada a contar menos. Es lo que tenemos los pensadores, sobre todo los de última generación, que nos ponemos a decir tonterías y no hay quien nos pare. Y como para   hablar de los problemas cotidianos políticos y sociales, ya están otros, pues yo me limito a lo mío, el análisis profundo y vertical descendente de la mente del ser humano  a través de la observación sistemática de los principios evolutivos del mismo razonados eso sí, sobre una  hipotética base (en teoría exponencial) de sus comportamientos más extraños. Siendo así, hoy me voy a referir a una de las conductas colectivas más sorprendentes y que afecta a la casi totalidad de los hombres: la afición al fútbol. Quedan excluidas de este estudio las mujeres quienes, por h o por b, no han sido cortadas  por el creador con el mismo patrón, -a ellas les dio otras formas de divertimento  como el cotilleo y/o la obsesión por la belleza para sentirse siempre observadas-. Como iba diciendo, el fútbol  provoca en el  cerebro del individuo masculino una presión tal, que es capaz de anular su capacidad de razonamiento hasta un punto desmesurado. Por el fútbol, el hombre ríe, se siente bien, y hasta se le quitan todos los dolores pero también, por el fútbol , el hombre   llora, enferma, incluso muere.  El fútbol puede hacer que un hombre esté pletórico o esté hundido, receptivo o agresivo, resumiendo, el fútbol domina su mente. ¿Por qué?. La respuesta, una vez más, es obvia, la inteligencia del ser humano, en este caso la masculina es, por naturaleza, bastante pobre. Además de esto, creo que se pueden deducir varias teorías acerca de la repercusión que tiene el fútbol sobre los mecanismos de funcionamiento de las cabezas varoniles y que justifican en sí, dicha falta de razón. La primera sería la necesidad, que en principio todos tenemos desde la infancia, de llenar el vacío de talento -que de forma natural habría de hacerse mediante la práctica de disciplinas tales como la música, la pintura, o cualquier otra actividad  artística que pusiera de manifiesto dicha supuesta habilidad creativa- a través de la entrega de nuestro tiempo  al seguimiento cotidiano de la obra y gracia de ciertos “ídolos” que desarrollen  ese trabajo por nosotros. Así, la destreza y el ingenio de dichos ídolos sería nuestra destreza y nuestro ingenio. Esto justificaría que “todos” sepamos de fútbol: cómo jugar, qué jugador tiene que jugar, cómo plantear un partido, etc. Otra teoría puede ser el comportamiento en masa. La teoría del comportamiento en masa da para mucho, desde hacer las cosas porque las hacen los demás, hasta la ejercitación de nuestros instintos más precarios y/o animales por el simple hecho de estar "en manada”. En este caso la teoría demostraría el porqué de los insultos al árbitro, o los  comportamientos incívicos en los post-partidos. Yo me inclino más por la primera teoría, entre otras cosas, por lo siguiente: Los aficionados que viven en ciudades que no tienen equipo en 1.ª división son siempre seguidores de equipos importantes como Real Madrid o FC Barcelona. Es decir, un aficionado no puede “presumir” de ser de un equipo de segunda o tercera división. Volviendo a lo del talento, sería como decir “yo sé medio-cantar o yo no sé hacer nada especial, soy vulgar”. Siendo seguidor de un equipo de 1.ª división, sí que podemos presumir y de paso –por la regla de todos somos más malos de lo que parecemos- humillar (que nunca viene mal) al del equipo contrario cuando nuestro equipo gana al suyo. Los que viven en ciudades sin equipo en 1.ª división siempre eligen ser del Madrid o del Barça  porque ya puestos a buscar “representante de nuestro talento”, elegimos al mejor. Los que viven en ciudades con equipo en primera, como Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao,  etc, son siempre seguidores del equipo de su ciudad. Están orgullosos de sus equipos porque son equipos de primera y por ello no tienen que  buscar representantes. Por todo ello  me atrevo a decir que: quien tiene bien implementado su conocimiento en el sentido de ser capaz de  desarrollar un mínimo de talante imaginativo no tendrá nunca la necesidad de utilizar los recursos de admiración y seguimiento incondicional hacia equipos de fútbol y/o jugadores determinados, al menos hasta el punto de sentirse emocionalmente afectado por ellos.