jueves, 25 de marzo de 2010

Como la espuma


Pues ya lo veis,  y que conste que no es mi estilo vanogloriarme de mis éxitos pero, estoy de moda...En solo diez días de vida, Filosofía de Vanguardia ha recibido elogios de lectores en España, Estados Unidos y Australia.  Su popularidad crece como la espuma  y está en boca de todos...Ahora, a mi pesar,  tengo que  guardar durante un tiempo la pluma que cuenta las ideas. Volveré...

martes, 23 de marzo de 2010

Road R.I.P.


El ramo de flores que se ve en la foto, lleva “operativo” varios años. (Alguien…lo renueva cada vez que se seca). Varios años reclamando la atención de paseantes, varios años distrayendo a los conductores y, varios años fastidiando porque, imagino que, lo mismo que a mí, a más de uno que pase a diario por ese lugar, le molestará sobremanera encontrarse con esa especie de santuario urbano que nos recuerda constantemente que en ese sitio, alguien murió de forma trágica. Una vez más, otro caso de conducta social repetitiva, tan incomprensible, como absurda. La práctica del Road R.I.P (así lo he dado en llamar) está tan extendida que son muchas las carreteras, tanto urbanas como peri-urbanas, que albergan en alguna de sus curvas o rotondas uno  de estos santuarios. A ver, pensemos: ¿Por qué  hay que poner flores, (y posteriormente reponerlas una y otra vez) en el lugar “exacto” donde alguien perdió la vida? Si sobre una base alquitranada, que en este caso sería la carretera, aplicamos al binomio muerte/lugar una equipolencia exponencial simplificada y la trasladamos al resto de maneras de morirse…querría esto decir que si, por Ej., yo me muero de un infarto en la silla de una cafetería, mi familia o amigos tendrían que llevar flores a esa cafetería y colocarlas en dicha silla periódicamente hasta la eternidad o, del mismo modo, deberíamos llevar flores de por vida a la habitación del hospital donde la gente fallece…Tendría que haber ramos de flores por todas partes… pero claro, ni en los hospitales está permitido, ni en las cafeterías está permitido…pero sí, en las carreteras donde, los que practican el Road R.I.P., lo hacen hasta el extremo de acabar sustituyendo las flores naturales por otras artificiales con el afán de convertir en perpetuo el recuerdo del accidente en cuestión. Yo entiendo, por Ej., que se arrojen flores al mar por un acantilado en honor a alguien que se ahogó, y cuyo cuerpo no se encontró jamás, pero, en un accidente de coche o moto, que yo sepa, la persona que muere, ni se la lleva el viento ni se la traga el asfalto sino que, es enterrada o incinerada en un lugar apropiado para el posterior ejercicio de culto o tributo.. Por todo esto, mi pensamiento avanzado resuelve que,: colocar flores en el lugar de un accidente, implica por parte de quien lo hace, el desajuste premeditado de sus estructuras racionales más básicas,  con la única intención de obtener la compasión y  atención que su mente  necesita para fabricar el alimento emocional que mantiene viva su percepción masoquista del dolor. Estas personas, no pueden forzarnos a acudir al cementerio para hacernos partícipes de su sufrimiento, pero sí pueden, excusadas en la existencia de una tradición que no es tal, colocar “su cementerio” a nuestro paso.

domingo, 21 de marzo de 2010

Directamente proporcional

Una de las C.S.R. (conductas sociales repetitivas) mas absurdas que he analizado, es la que se produce cuando la gente está en presencia de un famoso. Hasta hace unos años, todo el mundo hacía una sola cosa en tal situación. Pedir al famoso un autógrafo. Hoy en día, se hacen dos cosas: primero echarle una foto con el móvil y después, pedirle el autógrafo. En ambos casos, se trata de llevarse de alguna manera una “prueba” de que han estado junto a…, cerca de…,o hablando con…tal o cual persona conocida, relevante o importante. Al mismo tiempo, las personas que se encuentran físicamente cerca de un famoso, manifiestan un estado de tontura superlativo que es directamente proporcional al nivel de popularidad del personaje en cuestión. Así, no será lo mismo la cara de idiota que muestra alguien que coincide en una firma de libros en Fnac con Boris Izaguirrre, que la cara de idiota que se le pone a esa misma persona si viera pasar muy cerca de el o ella a SSMM el Rey Juan Carlos I. Hay muchos/as que incluso, en el momento del encuentro con el famoso (después de hacerle la foto) telefonean de inmediato a sus amigos o familiares. –Oye, no te vas a creer a quien estoy viendo ahora mismo. Pero, ¿por qué sucede esto? Sin profundizar en otras valoraciones relacionadas al efecto, como los comportamientos en masa (fanatismo, idolatría), o la enorme influencia de la tele basura o prensa basura sobre la cultura de países como España, donde el número de tontos por famoso es mayor que en cualquier otro lugar del mundo, el pensamiento avanzado en relación al embrujo en sí que los famosos ejercen sobre las personas, me hace decantarme hacia una imperfección (adquirida gracias a una educación deficiente) en la autogestión de nuestra propia valoración personal.

viernes, 19 de marzo de 2010

Las sectas sociales: Facebook, Tuenti, Twiter.

Un día más, enciendo el PC, miro el correo y una extraña sensación de saber que ya sé lo que va a ocurrir me recorre el cuerpo.  Desde Facebook, me llegan varias "sugerencias de amistad", y un montón de "invitaciones" para que me una a un grupo que se llama "Yo también le vi el cipote a Paquirrín en Fresa Ácida". Dejándome llevar por un mecanismo, sin lugar a dudas, gestado en mi cerebro de forma subconsciente por la falta de incentivos cognitivos y la negativa influencia subliminal de diversas acciones llevadas a cabo por terceros...que de forma lenta pero constante han ejercido su poderosa influencia sobre mi capacidad de decisión, y aún sabiéndome  oveja descarriada en un rebaño de cibermanes y ciberwomens sin imaginación, ignorando la invitación, decido aceptar la sugerencia de amistad. De este modo, ya todos en Facebook saben que "Luis y Caty ahora son amigos". Menuda idiotez, porque Caty es mi hermana y la conozco desde hace 44 años. No tengo absolutamente ninguna duda en afirmar que Facebook, Tuenti o Twitter, no son sino sectas, que lavan el cerebro a todos a cuantos ingresan a lo que sus "lideres" en su día llamaron redes. En estas sectas, todo el mundo hace lo mismo, todos los días. Miles de personas por Ej., se jactan de haberle visto el cipote a Paquirrín en televisión y otras tantas de querer tener un hijo con Belén Esteban en otro grupo creado al efecto. Juegan a tontos juegos de identificarse con animales, películas o personajes de ficción y poco más. "Todos los días" hacen exactamente lo mismo. Facebook, Tuenti o Twitter, además de convertir a sus  seguidores en autómatas sin recursos   para aportar "algo" a la comunidad de Internet,  fomentan el deterioro de la inteligencia  y la vagancia. En las sectas sociales no se enseña nada, no se aporta nada. Quien participa, no hace nada distinto, en realidad, no se comparte nada excepto fotos familiares y citas de pensadores célebres. ¿Por qué todos escriben citas de pensadores célebres? ¿Es que no hay nada más que decir? ¿Ya está todo dicho, todo escrito? ¿Donde está el talento, la creatividad, el ingenio? Si al menos las citas fueran propias...Al igual que en ciertas religiones sectarias donde los fieles entregan un diezmo de su patrimonio a la comunidad, en las sectas sociales también (aunque nadie repare en ello) se hace algo parecido. ¿Cuánto tiempo se dedica a Fecebook, Tuenti o  Twitter? Mucho, algunos/as lo tienen abierto todo el día o durante todo el tiempo de trabajo. El tiempo es dinero y se le da mucho, muchísimo de nuestro tiempo y, en consecuencia dinero, a  las sectas sociales. Pensamiento avanzado: si no aprendemos a conocer y manejar  el extraordinario poder de esta infinita ventana al conocimiento que es Internet y que todos tenemos en casa, mal camino llevamos, porque siempre estaremos intelectualmente gobernados por quienes sí lo aprenden y que, desgraciadamente se suelen aprovechar de ello.

miércoles, 17 de marzo de 2010

La filosofía de vanguardia y el pensamiento avanzado


La filosofía de vanguardia (para algunos, filosofía de alto rendimiento) nació como tal a raíz de mis observaciones sistemáticas acerca de la extraordinaria similitud en determinados comportamientos banales de la mayoría de las personas. Es decir, de la inquietud científica que me provoca el conocimiento de la tontura humana. Siendo así y para poder comprender a la perfección este amplísimo campo aún sin explorar, me vi en la necesidad de implementar la insuficiente potencialidad de la filosofía convencional con un elemento nuevo, moderno y altamente eficaz: el pensamiento avanzado. Esta versátil herramienta de reflexión, el p. avanzado, me acompaña en el día a día allá por donde voy y me ha servido entre otras cosas para formular respuestas de complejísima resolución tales como: ¿por qué en las procesiones de Semana Santa en Andalucía todo el mundo come pipas? u otras aún más fascinantes y difíciles como ¿por qué en los restaurantes chinos todo el mundo pide para comer rollo de primavera, arroz tres delicias y pollo al curri? La filosofía de vanguardia, edificada sobre los poderosos cimientos del pensamiento avanzado, me ha abierto todo un mundo de posibilidades al estudio más elevado de la increíble capacidad del ser humano para acometer actos recurrentes y/o en determinadas ocasiones absurdos, de semejante magnitud, que para beneficio de todos, merece ser compartida.


martes, 16 de marzo de 2010

El puente sobre el río Kwai


-Que tío más hartizo, ya podía silbar otra cosa, pensé. Era tan insistente el soniquete, que al final me tuve que dar la vuelta para mirar. Yo estaba apoyado en una barandilla del muelle de Olabeaga sumergido en el silencio de una tarde soleada de las que hay pocas por aquí, contemplado, disfrutando y "retratando" el reflejo en el agua de las casitas de colores de Zorrozaurre. ¡Coño, si es un loro! Un loro en un balcón, parecido al de la foto y que se había aprendido las ocho primeras notas de "El puente sobre el río Kwai". Perplejo y con la mayoría de los sensores de mi incredulidad activados me quedé durante un buen rato. -Hay que ver, como afina el cabrón. Traté de grabar su canto con el móvil pero, para mí que me vio las intenciones y se calló. (Y ya no volvió a silbar). Justo en ese momento, mientras un barco de esos que llevan de excursión a los turistas dibujaba pequeñas olas sobre la superficie acristalada de la ría, mi tarde cambió de rumbo. Por un lado, ya no podía quitarme de la cabeza la alegre melodía de la película y por otro, sendos pensamientos que de por sí formaban un ángulo bastante obtuso se apoderaron de mí. Sin entrar en senos ni cosenos ni tangentes de difícil comprensión..., la resolución asociada al asunto mencionado es esta: A:) Millones de personas en el mundo con sus capacidades intelectuales bien desarrolladas son incapaces de silbar o entonar sin desafinar las ocho primeras notas de El Puente sobre el río Kwai como lo hace el loro. B:) Millones de personas en el mundo que disfrutan de la libertad de poder estar en cualquier parte son menos felices que parece ser el loro, aún estando enjaulado. (Porque digo yo...que si silba es porque está contento) ¿? Pensamiento avanzado: ¿Es un loro más inteligente que muchas personas? ¿Si un loro es feliz viviendo en una jaula, significa eso que es más perfecto que el ser humano?. Si aplicáramos la tercera dimensión al análisis filosófico de las variables A y B, donde F es la felicidad del ser humano y K un constante sin determinar que se incrementa con la edad desde la infancia hasta la vejez, sería necesario trabajar muy en serio sobre la base de profundos cálculos binonocóicos de tercer orden, porque con un desarrollo matemático puro esto no se puede entender. Así que, dejémoslo así.

domingo, 14 de marzo de 2010

Mírese, a ver, ¿qué tal?

Como uno ya va peinando canas, resulta que un buen, o mejor dicho, mal día de Diciembre, así, como el que no quiere la cosa, de repente, me percato de que veo menos que una polla liá en un trapo, un gato yeso, Pepe leches, tres en un burro, llámalo como quieras. Vamos, que las letras se me arrejuntaban. -Hostias Pedrín, que putada, ¡que no veo joder!, me dije (me maldije…). Con el peso a cuestas de un trastorno emocional sin precedentes, tras leer durante horas sobre la presbicia de los cojones, con pies de plomo decido arrastrarme por la calle de la amargura hasta una tienda de gafas, o sea, una óptica. -Muy buenas. "-Sí, en un momento le atiendo". Haciendo uso de mi perjudicada visión periférica, en un par de pasadas me veo venir el asunto. -Quería ver gafas y ya si eso, me gradúo. "-Si, siéntese". ¿? Y ahora es cuando yo empiezo a sentirme mal, violento y con los güevos tocados. "-Dígame su nombre"¿? "-Es para hacerle la ficha". ¿? Pensamiento avanzado: Si yo solo he entrado a mirar unas gafas… ¿Por qué motivo o razón me tengo que sentar? ¿Por qué tengo que dar mi nombre? ¿Por qué me hacen una ficha? Pero esto solo es el comienzo de la absurda situación en la que “por entrar a mirar unas gafas” te ves envuelto… La optometrista, diplomada en lentes de contacto y todo ese rollo, echa mano de un cajón y saca unas gafas que, sin dejármelas ver, me las acerca a la cara y me las coloca. Inmediatamente me acerca un espejo: "-mírese, a ver que tal, le quedan muy bien. Si, si, le favorecen". ¿? Pero vamos a ver. ¿Por qué narices esta señora me pone unas gafas que ni siquiera he visto, en mi cara y trata de decidir por mí lo que me sienta bien o mal? A lo que voy. La actitud, la forma, la técnica de esta señora no tendría mayor importancia de no ser porque es la misma actitud, forma y técnica que emplean en todas las ópticas habidas y por haber. Imaginad que pasaría si cada vez que vamos a comprar ropa nos sacaran pantalones de un armario mientras esperamos sentados con cara de tontos a que el dependiente elija los que mejor nos sientan…o si cada vez que vamos a la ferretería nos tienen que hacer una ficha… ¿Qué pasa con las ópticas? El agravante es que unas gafas es algo muy personal, incluso íntimo, un accesorio para la salud visual y que además es caro y para mucho tiempo. Me aterra entrar a las ópticas, me incomoda sobre manera que me saquen gafas de un cajón y decidan por mí. Si mientras yo me pruebo unas gafas alguien me mira yo me siento intimidado. ¿Por qué no hay probadores en las ópticas? Han pasado 3 meses desde el día que fui por primera vez a mirar gafas. Todavía no he podido elegir unas que me hagan sentir bien. (Porque no soy capaz de entrar a las ópticas y cuando decido entrar, en cuanto me hacen la ficha me cabreo y me voy) y aquí sigo, sin gafas. ¿Qué ocurre con las ópticas? ¿Por qué tienen esta extraña filosofía (la misma que hace décadas) de hacer una ficha a los que entran a buscar gafas? ¿Esto solo es así en España? ¿Tendré que irme al extranjero a elegir unas gafas con comodidad? Una vez más, me pierdo en otra espiral..., infinitesimalmente hablando, relativamente indefinida.

viernes, 12 de marzo de 2010

Atrapado en el metro

Jabi me ha animado a que suba al blog esta historia que me sucuedió el año pasado en el Metro de Bilbao...


Os voy a contar como viví los 20 minutos mas angustiosos de toda mi vida.
Ayer, como un día cualquiera volvía a casa en el metro. Me senté, como casi siempre, junto a una de las puertas y enseguida (soy un gran observador) me percaté de que el pulsador que abre y cierra cada una de las puertas era diferente. Tenía unas luces que parpadeaban y tal...miré al frente y vi unas pantallas informativas de tecnología SMT de 1 x 16 caracteres alfanuméricos que antes no estaban al tiempo que noté un tacto mas suave en el plástico de los asientos.-Claro, éste será uno de los nuevos trenes que han puesto para la línea de Santurce que inauguran en Julio, me dije. El resto del tren parecía idéntico a los de siempre. Calibré la precisión de mi agudeza auditiva al máximo para comparar el sonido que hacen las ruedas de acero en la curvas y llegué a la conclusión de que éstos nuevos trenes son un poco mas silenciosos, concretamente un 10%. Mientras iba pensando todo esto (la gente normal lee libros en el vagón), y en el olor a nuevo mezclado con el aire ionizado resultante del intercambio de electrones entre la catenaria y las moléculas de hidrógeno que encontrándose suspendidas son empujadas desde los andenes hacia el interior de los vagones a consecuencia del equilibrio de presiones, de repente, me asaltó una duda: -¿Será éste tren tan seguro como los demás? Por un lado, al ser mas moderno estará dotado de mejor tecnología pensé, pero...por otro lado, los otros, ya tienen mucho rodaje. Así, entre absurdos análisis técnicos y leyes de Murphy, en la estación de Bagatza, una señora gorda y su hijo pequeño suben al tren y se sientan a mi lado. Si hay algo que me de coraje es, que habiendo asientos libres en el tren, una señora gorda y su hijo pequeño se siente a mi lado...-Vaya, me tocó la china...refunfuñé. Era sudamericana, pero para el caso es lo mismo...Minuto 1, el desconcierto. Nada mas abandonar la estación, justo cuando el último vagón había entrado en el túnel, de repente, los motores del tren se dejan de escuchar. El ruido de fondo de los mecanismos desaparece misteriosamente tras un breve sonido de fallo de energía parecido al que se escucha en las películas cuando alguien corta el suministro eléctrico de una gran fábrica tirando hacia abajo de una enorme palanca de hierro. -Joder, que mal rollo. Me decía mientras tragaba saliva. -¡También es casualidad que llevo todo el rato pensando en la seguridad de éste tren y que ahora pase esto!. El tren apenas había alcanzado velocidad, sin embargo, la inercia y el peso de éste hicieron que hasta el momento de detenerse se adentrara en el túnel, según mis cálculos, unos 300 metros. Un silencio absoluto reinaba en el vagón. Eran sobre las 17.30 y afortunadamente no había mucha gente, todos estábamos sentados. En ese momento la luz del tren permanecía encendida pero con menos intensidad de lo normal.. Nadie hablaba, nadie se movió de su sitio. -Bueno Luis, tranquilo, está claro que ha sido un corte de corriente, lo arreglarán enseguida. Pero no...no pude estar tranquilo. En los dos minutos siguientes notaba como mi mente se hacía rápidamente independiente, no podía dominarla, todo lo contrario. Enseguida me di cuenta de que me encontraba en una situación nueva, que nunca antes había vivido y que no tenía la confianza suficiente de saber afrontarla. La ansiedad y la angustia eran inevitables. Lo primero que hice fue echarme la mano al bolsillo de la camisa. Suspiré al ver que llevaba tabaco. -Que tontería, en el metro no se puede fumar...aún así me dije: -bueno, como es una situación extraordinaria... De todos modos, no fumé; pero empezaron a venirme un montón de pensamientos negativos a la cabeza. Verme dentro de un tren parado en mitad de un túnel, con la impotencia de no poder salir, me hizo sentir una angustia para mi, sin precedentes. -Vale no será nada pero...¿y si ha sido un atentado? ¿Y se el fallo eléctrico provoca un incendio? ¿Y si viene otro tren por detrás y choca contra nosotros? Mirar por el cristal de la puerta y no ver nada mas que la mas absoluta oscuridad me producía una sensación de miedo atroz. -A ver Luis, veníamos en esta dirección, estamos a unos 300 metros de la estación, eso quiere decir que en el caso de salir del tren tendrías que ir hacia allí pues la siguiente estación estará a unos 1000 metros...Fueron unos momentos de angustia terribles. La idea de que pudiese haber fuego y humo me estaba aterrando. Me puse la mano en el cuello y noté que las pulsaciones las debía de tener a 200. Minuto 3, se rompe el silencio.
Los tres tonos previos al mensaje por megafonía invaden el ambiente al mismo tiempo que en décimas de segundo me crean si cabe mas incertidumbre sobre todo, porque en primer lugar dan el comunicado en euskera... -Joder, coño, que estarán diciendo. Por fin llega el mensaje en castellano. -Metro Bilbao informa. Debido a un problema aun sin determinar han sido activados los sistemas de emergencia y el tren permanecerá parado hasta nuevo aviso. O algo así... pero ese "aún sin determinar", me puso histérico. Minuto 4, los móviles. Lo que hasta ahora había sido silencio y calma, poco a poco, se va tornando en suspiros, gente que resopla, y llamadas de móvil. -Oye, que estamos atrapados en el metro y no podemos salir, no se cuando llegaré bla bla bla...-Ama (mamá), que me he quedado en el metro en Bagatza, dile a Leire bla bla bla...Mientras yo, tratando de controlar mis pensamientos...pero me era imposible. -Que hago, me pongo de pie, fumo, no fumo...canto una canción, pienso que es de noche y estoy dormido...Minuto 6, el enterao. -Como esto dure mucho me va a dar algo. Mientras se venían a mi mente imágenes de la película Pánico en el Túnel, empecé a sentirme realmente angustiado. Por motivos ajenos a esta historia, casualmente (nunca lo llevo) llevaba conmigo un blister de píldoras de Trankimazín. -Joder, esto es el destino...está claro, por qué sino ha tenido que pasar hoy que llevo esto en el bolsillo...las cosas pasan, por que no me habrá de tocar a mi...maldita sea...por qué no habré llegado 5 minutos mas tarde a la estación, por que no me parado a tomar un café...Pensaba en la gente que estaba "libre" en la calle, en los que estaban en sus casas, en los bares...en mi madre...estaba claro, estaba siendo víctima de verdadero ataque de pánico. Por megafonía, un nuevo aviso. Tras la misma incertidumbre anterior, el mensaje es exactamente el mismo. Un señor que se había puesto de pie va y nos dice... -Esto ha sido de los alternadores o el pantógrafo que no hace buen contacto. Yo me dije, -vaya, lo que me faltaba, el "enterao".
Nunca he entendido por qué en todos los sitios y en todos órdenes de la vida hay un enterao...No soporto a los "enteraos". Pero así, mientras deliberaba conmigo mismo acerca de intervenir o no en relación a la tontería que acababa de decir el enterao, llegué algo mas tranquilo al minuto 10. Minuto 10, el nervioso. Seguía pensando y pensando mil tonterías, intentaba animarme...-Venga Luis, tu eres inteligente, si a los 10 minutos no hay humo, entonces no hay peligro, ten paciencia, el metro de Bilbao es entre otras cosas el mas seguro de Europa así que no va a pasar nada...Pero luego, el miedo me volvía a traicionar...-Será verdad que es el mas seguro de Europa o será una Bilbainada...Por tercera vez, por megafonía, una vez mas, el mismo mensaje...-Estamos a la espera de solventar la avería bla bla bla...Un ruido mecánico se escucha. Parecía que el tren quería arrancar...pero no...Un tío flaco con cara de pocos amigos se coloca junto a una de las puertas y comienza a dar golpes en el cristal. Durante varios minutos daba toques rítmicos como en código Morse. Raya raya punto, raya punto y así una vez y otra y otra y otra...primero despacio y al final cada vez mas fuerte. -Como se siga poniendo nervioso acabará por darle patadas al cristal...y el resto de personas se pondrán nerviosas también...y esto será un caos...De nuevo, se escucha un intento de arranque del tren. Lo peor...estaba por ocurrir. ¡ El vagón se queda a oscuras!. -Joder, joder, joder, esto si que es chungo...En ese momento si que me vi perdido...fueron un par de minutos hasta que la luz del vagón se hizo de nuevo pero fue horrible. A estas alturas todo el mundo estaba nervioso, yo ya no sabía como ponerle, si de lado, si de pie, si sentado...me dolía el estomago de los nervios...no podía soportar esa sensación de saberme a oscuras en mitad de un túnel dentro de un tren.
-Que pasará con la ventilación, ¿habrá aire para todos? me decía...Minuto 15, la señora gorda de humor estúpido. Ya de nuevo con luz en el vagón, encontrándome con menos miedo pero igual de nervioso...el hijo de la señora gorda va y dice: -Mama, ¿cuando nos vamos para casa? -Nunca hijo, ya no nos vamos nunca. -¿Por qué, porque el tren se ha roto? -Claro hijo, porque el tren se ha roto.-¿Y entonces donde vamos a vivir ahora? -Pues aquí, en el tren. En fin, esta señora gorda no me puso más nervioso pero si que me tocó las narices...no entiendo este tipo de comportamiento. Afortunadamente, unos minutos después, el tren arrancó, pero antes, como no...El tremendista. Un tío hablando por el móvil...-Escucha fulanico...que resulta que estamos atrapados en el tren y están diciendo por la emisora del maquinista que nos tienen que desalojar, que tenemos que salir de uno en uno...bla bla bla....
Se lo estaba inventando, pues yo iba en el primer vagón mas ceca de la cabeza del tren que el, y no se podía escuchar nada...Minuto 20, por fin. Las luces del vagón, que al parecer estaban a mitad de potencia, se encienden a plena carga. Los motores se ponen en marcha...para mi fue un sonido celestial, respiré aliviado...y me dije: -Bueno, pues esta vez no es la mía... En la siguiente estación, Urbínaga, me "tiré" del tren en cuando se abrió la puerta. Aún faltaban 2 Km. para mi destino pero me dije... -paso de todo, me voy andando. Curiosamente fui el único que se apeó del tren, quizás fui el mas afectado...o el mas cobarde...pero me da igual, cuando salí a la estación (la única exterior del recorrido) me fumé 5 cigarros seguidos y disfrute de una sensación de libertad extraordinaria. Después supe que la avería había sido consecuencia de un fallo en una sub-central eléctrica ajena a Metro Bilbao y que mi tren arrancó gracias a un sistema de energía autónomo el cual, por medidas de seguridad no se había puesto en marcha hasta que las comprobaciones oportunas se habían realizado. Otros dos trenes, no se por qué, tuvieron que ser desalojados en otros túneles y la gente tuvo que ir andando hasta la estación. Sinceramente, no le deseo a nadie esta experiencia.  La estación de Urbínaga, la única exterior, Dios mío que alivio...